20 septiembre 2013
En cada ojo el paisaje es otro, en cada oído/ la historia es otra; en cada caricia la piel del amante/ es otra, y en cada lengua es otro su sabor. Infatigable,/ el blanco evade la flecha. En cada enamorado/ el perfume de la tarde es otro; en cada creyente Dios,/ aun el mismo Dios, es otro. El ojo y su reflejo/ se mienten, simulan compartir un rostro único, pero/ lo cierto es que los sentidos, indómitos, tironean/ cada uno para su lado; cada uno tejiendo/ su propia versión, cada uno eje de esa otra memoria/ que, constante, nos desdice y multiplica. (César Bandin Ron)