20 mayo 2014
El hombre actual sufre por no querer sufrir. Quiere anestesia en la vida cotidiana. Simples dificultades las considera sufrimientos. Sin embargo, una dificultad sólo es preocupante cuando se pasa de la raya, sea por la duración, sea por la intensidad. Tenemos una idea idealizada de la salud, utópica. Para defendernos del dolor acusamos al mundo, a lo que nos rodea, o le ofrecemos la otra mejilla. La moral y la felicidad, antes enfrentadas, se han fusionado; lo que actualmente resulta inmoral es no ser feliz. Allí donde se sacralizaba la abnegación, tenemos ahora la evasión. El clima de euforia sumerge en la vergüenza a los que sufren. Por cualquier medio hay que “tener onda”, ser divertidos. La felicidad es el nuevo orden moral. La felicidad vende libros, revistas, CD. Junto con el mercado de la espiritualidad, es una de las mayores industrias de la época. (Luis Hornstein)