09 mayo 2014


“La realidad”, dicen, como si eso justificara cualquier cosa o tapara cualquier argumento en contra. Para mí, en cambio, eso en que pienso cuando digo “realidad” es algo demasiado extenso, inaferrable, inexplicable, indócil, promisorio, implacable, siempre abierto. Vasto objeto de deseo y, por eso mismo, de temor. Tierra natal a la que nunca alcanzo a llegar. Cuando ellos dicen “realidad”, lo que más bien percibo es “conformismo”.