Te vienen con “lo nuevo” para aplastar todo. De modo que, en la llanura
chata donde quedó sepultado lo que el trabajo del pensamiento y la acción fue
arrancando de la nada durante siglos, lo mucho y muy diverso que estaba ahí para ver qué puede uno hacer con eso, se hace posible transitar sin contratiempos ni tropiezos, despreocupados,
sin el peligro ya de ser expuestos a comparaciones que te lleven a desconfiar y a
reclamar algo más, o, aunque más no sea, distinto.