15 mayo 2014
Es posible imaginarnos develando de nuestra propia conciencia todo aquello que tiene de indebidamente ritualizado, previamente fijado, en formas falsas de autoridad. La verdadera autoridad surge de una suerte de don donde decimos cosas que no esperan retribución inmediata. Si esperáramos de todo una retribución inmediata cualquier forma de conocimiento se parecería a formas de toma y daca, o formas de un mercado donde cada acción tiene, como se suele decir, una contraprestación. No es que eso no exista, vivimos en una vida inmersa en ese tipo de acciones, pero la vida del conocimiento es liberar esas acciones que aparecen en fórmulas de mercado y hacerles recordar el pasado que tuvieron, muchas veces revulsivo, muchas veces revolucionario. (Horacio González)