02 octubre 2008


Lo único cierto es la enorme complejidad e indecibilidad de todo esto. La única guía. Un no saber, un saber por pedazos, por pequeñas revelaciones, por instantes. Un tocar casi como lo hace un ciego las superficies, percibir a veces sus bordes, sentir que ciertas cosas le llegan de mejor modo a uno al alma y le son queribles, y que con otras jamás va a llevarse bien (salvo forzándose o fingiendo, o armándose de una trabajada paciencia), pero no ir mucho más allá de percibir los efectos y tomar nota: no explicar, no aleccionar, no generalizar, en lo posible. Ver, constatar, disfrutar, sin esperar mucho que se entienda o comparta, tratar de vivir bien, es decir, hasta donde se pueda, hacer lo mejor que se pueda en lo que de verdad es, no en lo que se quisiera que fuera o en lo que te dicen “así es”. Se trata de no dominar, de no ser muy dominado, se trata de estar ahí, acá, ahora.