16 diciembre 2011


Oye a tu masa, a tu cometa, escúchalos; no gimas/ de memoria, gravísimo cetáceo;/ oye a la túnica en que estás dormido,/ oye a tu desnudez, dueña del sueño.// Relátate agarrándote/ de la cola del fuego y a los cuernos/ en que acaba la crin su atroz carrera;/ rómpete, pero en círculos;/ fórmate, pero en columnas combas;/ descríbete atmosférico, sér de humo,/ a paso redoblado de esqueleto.// ¿La muerte? ¡Opónle todo su vestido!/ ¿La vida? ¡Opónle parte de tu muerte!/ Bestia dichosa, piensa;/ dios desgraciado, quítate la frente./ Luego, hablaremos. (Vallejo)