28 abril 2012


Como quien abandona las lanzas y destina/ Sus manos a los árboles que se vuelven viviendas,/ Mis ojos, amarrados a relámpagos de oro,/ Dejo caer ahora sobre la pobre mesa,/ Sobre la luz medida que ha inundado mi casa,/ Sobre el silencio y la quietud que la acompañan,/ Y miran cómo sale un sereno color,/ Una vida armoniosa y honda de sus cuerpos. (Roberto Fernández Retamar)