26 abril 2012


Se derrumbaron las estatuas mientras dormíamos./ Eran de piedra, de mármol, de bronce./ Eran de ceniza,/ Y un grito de ánades las hizo huir en bandadas.// No guardar tesoros donde/ La humedad, los bichitos los mordisqueen./ No guardar tesoros.// El tesoro es no guardarlos./ El tesoro es creer./ El tesoro es ser.// No existen las hazañas ni los horrores del pasado./ El presente es más veloz que la lectura de estas mismas palabras./ El poeta saluda las cosas por venir/ Con una salva en la noche oscura./ Solo lo difícil./ Solo lo oscuro./ Y contra él, en él, el fuego levantando/ Su columna viva, dorada, real. (Roberto Fernández Retamar)