No hay
posibilidad de que quienes se erigen en patrón moral de la Nación acepten que
su voz es una entre muchas, igualmente válidas y que incluso haya demandas más
urgentes. Muchos de ellos reclaman una superioridad que se les escatima en
varios lados. Sienten que el país debiera agradecerles que hayan nacido acá y
no en otro lado. Son más que la media. Su reclamo es de valores universales que
sólo ellos encarnan: honestidad, decencia, buen juicio, laboriosidad. (
Mariano Molina)