20 julio 2013
“A contramano de las lógicas del periodismo prepotente y omnipotente que padecemos, no pretendo vender ni gritos ni puras certezas”, dice Eduardo Blaustein, en el prólogo de Años de rabia. “El lector verá qué hace con mis propias perplejidades, con mis preguntas abiertas, con incertidumbres y dolores, con posibles contradicciones a las que a menudo opté por expresar deliberadamente.” Es, de hecho, en la propia propuesta que lo organiza (cómo sería bueno leerlo, cuál es la actitud de lector que espera) que este libro sobre periodismo y medios propone a la vez una concepción deseable del periodismo y los medios, o de su funcionamiento, o de su relación con “el público”. ¿Y por qué no de la cultura en general? ¿O de la sociedad?