Tantas tardes que resbalan:/ ya no se sabe/ en qué
mundo se está, y sobre todo si se está/ en un mundo. Se muerde/ un fantasma de
manzana, mientras sigue merodeando,/ como desde un principio, lo oscuro.
Destellos/ de un sol de invierno en la ciudad/ transparente; brillos, rápidos o
lentos,/ que algunos blanden como pruebas/ abandonándose, soñadores, su
tibieza. Entre tantas/ estrellas, esperanzas: relentes/ de un reino animal. (
Juan
José Saer)