Lo que escapa del desorden del orden es
clandestino, se refugia en la ley de gravedad. Anda en sangres sonámbulas que
exigen que se cierre el sarcófago de Dios, se alcen vuelos de sí a la propia
ignorancia sin otro abrigo que la desprotección. Este acto tiene mares sin
puertos a navegar entre lecciones de pobreza, mutilaciones del espíritu, el
mester incansable de la repetición. (
Juan Gelman)