11 julio 2013


Lo universal se sostiene siempre desde un singular. Hay posiciones singulares, ideologías determinadas, que postulan un proyecto de sociedad; otras, que plantean otros modelos. Como se ve, de lo que se trata es de ideologías singulares que proponen nociones diferentes de qué es lo universal. Pero lo cierto es que no podemos escapar de tener posiciones singulares, diferentes a las de otros, que entran en conflicto con algunos. Siempre es así: el que no tiene conflictos es porque no tiene proyecto, y el que no tiene proyecto no hace nada por valores socialmente universales: trabaja sólo para su propio sitial y/o su propio bolsillo. […] Las cosas claras, las posturas definidas, la capacidad para sostener posiciones y confrontarlas con otros son lo que configura la seriedad de un proyecto que pretenda mejorar un país. La tibieza, las sonrisas edulcoradas, las caras de “soy bueno y me llevo bien con todos” son la negación más absoluta de los valores universales de la política, cuando no la renuncia lisa y llana a la realización de proyectos de Nación, que es lo que la política conlleva como modo de organización de la convivencia social y la dirección de la vida pública. (Roberto Follari)