09 abril 2008


Nadie le pide a uno que escriba. Hay cierta soberbia en el autor que dice: "Tomá, acá tengo 500 páginas, y me las tenés que leer porque yo pienso esto", en una sociedad a la que hasta los textos de los diarios le parecen un poco largos. Siempre digo que es una resistencia romántica. Porque los románticos resistían sabiendo que iban a perder, iban a ser derrotados. Pero ellos querían dejar testimonio de que habían dado batalla. Cuando viene el mundo moderno, con sus máquinas y sus técnicas, el romántico que ama los grandes valores tradicionales enfrenta ese mundo sabiendo que va a perder. El libro tiene algo de esa resistencia, de plantear cosas y saber que, frente a otras cosas potentes, va a ser arrasado, que es una gota en el mar. Es que la tarea intelectual es básicamente confrontar, partir siempre de que hay cosas en el mundo que lo hacen injusto, irracional y que habría otra posibilidad de mundo. Entonces uno insiste. (Casullo)