09 agosto 2006


Como moscardones zumbones sobre la fruta, como lauchitas en la cocina. Pero lo que los empuja a entrometerse y molestar no es falta de alimento sino de existencia visible: la posibilidad de que no se les preste atención les aterra, entonces chillan, insultan, provocan, patalean, no dejan ver u oir otra cosa que su propia vacua desesperación, cargan de fastidio y banalidad todo.