08 agosto 2006


Hay un contraste sorprendente entre la representación ilimitada del poderío y el vacío cada vez más evidente de su contenido. Una vez desencadenada la destrucción de Irak –como Estado, como país, como pueblo–, es útil preguntar: ¿en nombre de qué? (…) Sí, ¿en nombre de qué? ¿Qué proponen al mundo los EE.UU.? Su incapacidad para crear nuevos valores o para trasvalorar los antiguos (como habría dicho Nietzsche) es patente. El Bien de Bush designa el vacío violento del conservadurismo. (…) Tal es el desastre en curso de lo ilimitado: es como el falso infinito, del que sólo existe la envoltura de poder./ El poderío como vacío de la Idea: ése es el principio de los estragos por venir./ ¿Cuál será, de aquí en más, la principal tarea del pensamiento y de la acción? Digamos que consiste en producir una separación respecto del poder ilimitado. (Alain Badiou)