Todo discurso nazi ve ante sí a un “ellos” que, si no se lo aniquila, va a arrasar con "nosotros", porque está en sus genes o en su condición. Todo discurso nazi dibuja un “otro” en el que pone su propia incapacidad de escuchar y considerar. El “enemigo otro” que dibujan los nazismos es siempre esencial: su razón de estar en el mundo es ser “nuestro enemigo” antes que nada y por encima de todo.