19 enero 2013


Así como la luz de una bujía/ de lejos, parece inmóvil, sin que siempre/ se advierta su oscilación roja o naranja,/ o como el peso del mar, sobre el que retoza,/ burbujeando, la espuma, hacia la cima,/ o como el latido del corazón en el pecho tranquilo,/ la vida bulle, silenciosa, en lo secreto,/ con otro movimiento,/ como un poeta desconocido por la ciudad a que canta,/ su movimiento no es el que reconocen las multitudes,/ no es el del astro que rota,/ ni el del cuerpo que se levanta o cae,/ sino más bien es semejante/ a las ondas de la luz,/ a las invisibles ondas del sonido,/ infínitesimalmente gozosas./ Vibra todo, como cuerda pulsada de laúd y no se enteran los rotativos./ Todo latido es secreto. (Fina García Marruz)