11 enero 2013


Una oscura pradera me convida,/ sus manteles estables y ceñidos,/ giran en mí, en mi balcón se aduermen./ Dominan su extensión, su indefinida/ cúpula de alabastro se recrea./ Sobre las aguas del espejo,/ breve la voz en mitad de cien caminos,/ mi memoria prepara su sorpresa:/ gamo en el cielo, rocío, llamarada. (José Lezama Lima)