con tu herida empuñabas las bestias del examen
pero ningún adiós/ ¡no te deshagas la constante!/ ¡hablá con tus furores!/
¡cerrale el piano a la torcida que te amargura el gran tocar!/ ¡a ver si baja
tu mujer clarísima!/ ¡vuelven los niños que perdiste en un rincón del acto!/
¡cantan las caras de tu vez!/ ¡para cuerpear al universo! (
Juan Gelman)