Montaigne piensa que la virtud social fundamental
es más la empatía que la simpatía. En las anotaciones de un diario que lleva en
su pequeña propiedad rural, compara constantemente sus hábitos y gustos con los
de sus vecinos y trabajadores. Por supuesto, lo que más le interesa son las
similitudes, pero también toma buena nota de las peculiaridades. Efectivamente,
para mantenerse juntos, todos han de prestar atención a las diferencias y
disonancias mutuas. (
Richard Sennett)