Y si a pesar de todo el arte no se hace
consumible, la actitud para con él tiende a apoyarse en la actitud respecto a
los bienes de consumo. Esta aproximación de actitudes se ha hecho fácil porque,
en nuestra época de superproducción, el mismo valor de uso de los bienes es
cuestionable y cede ante el goce secundario del prestigio, del goce de estar al
día, en definitiva del goce de la mercancía; mera parodia del resplandor
estético. (
Theodor W. Adorno)