Fuerte y jugada tu columna, Jorge: en la destrucción que el siglo esparce, en medio de la gran banalidad reinante, no actúa una pulsión de muerte sino un deleite perverso del diablo. "Su objetivo principal, sin embargo, es aniquilar la certeza absoluta en Dios." Salute. Al margen de que los siempre listos cultores de la ingeniosidad sobradora puedan usar esto para mofarse de vos, y de que la beatería embalsamada en incienso crea haberte ganado para su Causa, comparto lo que decís. Creo entender que en la fórmula "Dios" lo que ponés es una conciencia de la propia precariedad, una presencia de lo otro, la necesidad de una Ley, un respeto por lo existente, un interrogante imposible de responder acerca de qué es eso que hay, por qué y para qué, un abandono del tiránico culto del Yo, una desconfianza hacia las apariencias y hacia lo que se presenta fácil y seductor, el saber que sin la palabra estamos condenados a matarnos como bestias (con la palabra también, pero sin ella nos importaría menos).
28 febrero 2007
Fuerte y jugada tu columna, Jorge: en la destrucción que el siglo esparce, en medio de la gran banalidad reinante, no actúa una pulsión de muerte sino un deleite perverso del diablo. "Su objetivo principal, sin embargo, es aniquilar la certeza absoluta en Dios." Salute. Al margen de que los siempre listos cultores de la ingeniosidad sobradora puedan usar esto para mofarse de vos, y de que la beatería embalsamada en incienso crea haberte ganado para su Causa, comparto lo que decís. Creo entender que en la fórmula "Dios" lo que ponés es una conciencia de la propia precariedad, una presencia de lo otro, la necesidad de una Ley, un respeto por lo existente, un interrogante imposible de responder acerca de qué es eso que hay, por qué y para qué, un abandono del tiránico culto del Yo, una desconfianza hacia las apariencias y hacia lo que se presenta fácil y seductor, el saber que sin la palabra estamos condenados a matarnos como bestias (con la palabra también, pero sin ella nos importaría menos).
25 febrero 2007
Febrero (VI). corroído ya por la humedad,/ un auto (es decir, un producto/ elaborado para ser/ consumo de alguien que pagó)/ no es auto ni es object trouvé./ “Chatarra”, digo, “chata” y “charra”,/ no sin cariño ante lo que/ con la palabra se aposenta/ como un farol sobre esa cosa./ Canto a la inuti gran lidad/ que al fin de todo nos hermana,/ una existencia trasfundida/ por un minuto de esplendor./ Metal o carne por un rato/ contentos con su contentez,/ y las historias que se cuentan/ para que todo exista más./ Todo termina, todo empieza,/ dicen que dicen, yo no sé. (En la resaca)
24 febrero 2007
23 febrero 2007
Presento las flores en el balcón;/ tienen una orgiástica misión privada./ Con habilidad miro las flores/ y de ellas el sentimiento/ no lograría captar en años/ de escritura sinuosa y delgada./ Diría que se han abierto a la lluvia y a los truenos/ y mucho de todas maneras se me escapa./ Más allá de las analogías humanas,/ y ocupada la mente en llamadas/ que haré después,/ miro las corolas rojas/ desde algo parecido al zen./ Era lo que decías, esperar, con la mirada acá/ y la cabeza en un nirvana de ocupaciones varias. (Aulicino)
22 febrero 2007
La taza. Lucía la taza/ allá, en lo alto,/ entre mis dedos/ su hermosura;/ barro moldeado,/ barro esmaltado/ –joya del fuego–/ que al percutirla/ dio su respuesta.// –Yo la escuché.// Sí, su materia/ dio su sonido,/ la clara nota/ de un canto puro,/ exacto, breve,/ y ese sonido/ –su resonancia–/ en el silencio/ se fue expandiendo.// –Yo la escuché.// Cuando mi mano/ dejó caerla,/ rota, porfiaba/ sobrevivirse/ en los añicos/ de aquel sonido/ de su arte bello.// –Yo la escuché. (Leónidas Lamborghini)
21 febrero 2007
20 febrero 2007
Sobre los que no entienden que un religioso jasídico pueda hacer música basada en el reggae y el hip hop: “No ven cómo las cosas se combinan de modo orgánico. Supongo que debe ser gente que no siente una conexión en su vida, que ve el mundo como cosas separadas, y entonces se manejan de esa forma porque es más segura para su propia identidad. Pero quizá, si tenés alguna clase de fe, pensás que las cosas están más entrelazadas y conectadas, y entonces cuando ves algo que no necesariamente podés meter en una caja no te parece que necesariamente deba ser sí o sí una porquería, o una combinación antinatural y deforme. Pero, bueno, así es el mundo: hay cosas que se combinan, por más diferentes que sean, y eso crea algo diferente”. Sobre sus diferencias con los religiosos que ven la religión como una fuente de respuestas: “En ese sentido sí soy jasídico, porque el espíritu del jasidum era la revolución, el cambio, el renacimiento. Puede que no sea lo que es hoy en día y puede que eso pase con cualquier concepto o modo de vida idealista, como el comunismo, por ejemplo. En cierto momento choca con la realidad y se convierte en algo diferente a lo que se suponía que debía ser.” Sobre cómo pudo superar la etapa de adolescente rebelde consumidor de drogas: “Tengo una bendición de Dios, que también es algo que trabajé: la fe. Y eso, pese a la experiencia de sentirme solo en el mundo, hace que en ciertas situaciones de mi vida sea capaz de trascender, de unificarme con la gente, con el mundo, con Dios…” Sobre por qué, siendo la suya una actitud religiosa, hasta un ateo puede conectarse con su música: “Quizá porque no digo que tengo las respuestas. Como decía usted antes, la mayoría de las religiones o ideas dicen haber encontrado las respuestas. Y eso es lo que desalienta a la gente: nadie quiere escuchar cómo otro le predica de qué forma tiene que vivir, pensar o hacer. Yo no expreso eso en mi música, sino mi deseo de cuestionar y de buscar las respuestas.” Sobre la ausencia de intención de adoctrinar en su música: “No me resulta natural. Las ideas y las emociones no son tangibles. No podés aferrarte a ellas, todo cambia y evoluciona. Y si no, está muerto. Podés tener un balance entre lo que sos y lo que te importa en este mundo, y con el modo en que te conectás, pero tenés que ser suficientemente humilde, porque todo cambia.” (Matisyahu, músico judeo norteamericano, en Página 12 del 18/02)
19 febrero 2007
18 febrero 2007
Desde La Habana, Vattimo propone retomar el intento de una sociedad comunista, pero desenganchando la palabra “comunismo” del mito de “lo moderno”. Porque no sólo no le parece mal hoy a GV ser comunista: tampoco le parece mal seguir siendo “posmoderno”, en tanto sigue reconociéndose en el “pensamiento débil”, que ya no pretende hablar en nombre de la verdad, de la unidad y la totalidad. De hecho, no hay nada –o no debería haber nada– que impida aspirar a otro orden político-social a los que no esperamos que “algo” pueda explicar el mundo o nuestro estar en el mundo, ni necesitamos encontrar el sentido de nuestros actos en lo que disponga alguna sobrehumana inteligencia abstracta, tanto sea Dios Nuestro Señor como El Progreso o las Leyes del Materialismo Histórico.
17 febrero 2007
15 febrero 2007
Una especie de oración se me ocurrió durante la dictadura, que me ayudó a no volverme loco: “la historia no pide permiso, a la historia no le importa lo que pensamos, lo que sentimos ni lo que queremos”. Los años que siguieron lo confirmaron: hay fuerzas en esa dimensión que llamamos “la historia” que siempre van a descolocarnos y a poner a prueba las imágenes que tenemos del mundo y de nosotros mismos. Por eso justamente, porque la historia responde a sus propias leyes y hace lo suyo sin que le importemos un carajo, entregarse a las fuerzas ciegas de la historia es tonto, o algo peor. Tener en cuenta qué manda el momento, sí, claro, pero no como quien pide instrucciones sino para decidir si uno lo va a aceptar, y en qué lo va a aceptar. Y por qué, y qué podría en ese caso hacer. O al menos intentar hacer, a ver qué pasa. Termínenla con la coartada de la historia para justificar cualquier renuncia a aspirar a algo más, cualquier miedo a quedar fuera de onda. Con el apriete "eso ya no corre", "ahora estamos en otra etapa". Y con su otra variante, el pretexto de “la realidad”. La realidad está para manosearla, forzarla, tantearle los límites, provocarla; la propia realidad pide que le perdamos el respeto para seguir siendo realidad: lo que no es sometido a desafíos no existe.
12 febrero 2007
11 febrero 2007
Viñas se tira otra vez con todo contra la sacralización en la literatura , y tiene razón. Pero tiene razón en el contexto en que él lo dice, o en el que él cree que lo dice, porque Viñas, por más genial que sea, atrasa, y atrasa más de una década. Ya otros, portando la pancarta “abajo la sacralización y el canon”, hicieron el trabajo, y ahora, en vez de la sacralización, impera la moda. No hay por qué quedarse con ninguna de las dos y no me quedo, pero, si me obligaran a elegir entre sacralización y moda, aguante la sacralización. Acá hace rato que lo tiramos del pedestal a Borges (salvo en los homenajes oficiales), para quedarnos con lo peor de Borges, lo que Borges casi no podía reconocer en sí mismo porque lo despreciaba, y que hoy persiste como marca de sentido en los gestos y los actos, completamente libre ya del sello “Borges”.
09 febrero 2007
La vida literaria, la vida militante, la vida profesional, la vida social, la joda. El consumo en general, incluido el de cultura. Las posesiones, los objetos de culto. Alivian la desesperación pero no la reducen (más probable es que la acentúen). Desesperación es el dedo titilante puesto sobre algo que oscuramente no está y late, una falta, un agujero en el tejido: no tanto alguna forma del Bien como algo a ser, algo a alcanzar. Salir de la desesperación no es sacársela de encima, es tomar distancia: reconocer las órdenes que flotan en el aire, la campanilla que quiere hacernos segregar jugo gástrico, y decirse “¿qué es eso?”.
06 febrero 2007
Ni afuera ni por encima. Estrategia de resistencia: mantener una capacidad de diferenciación con el estado de las cosas, un indispensable grado de no mimetización, un derecho al tiempo propio. No renunciar a verse como algo más que un elemento del paisaje o una pieza, así sea una pieza eficaz o exitosa, del juego.
05 febrero 2007
No quedan dudas, el manzano/ está aquí, diseñado minuciosamente,/ medido y premeditado,/ ajeno a cualquier ligereza/ de la imaginación./ Las ramas gruesas ciñen por dentro/ una estructura, y las finas, alrededor,/ actúan zumbonas pero equidistantes./ El tronco levamente curvado amenaza/ con una imperfección,/ sin embargo es un rasgo que lo hace real/ y evita que se lo confunda/ con una espontánea efusión de la mente./ Ahora, vacío de fronda, algunos pajaritos/ simulan hojas que resisten:/ hojas que trinan en todo caso/ y que no tardan en volar,/ porque la belleza está de paso,/ insostenible para el que observa/ e irremediable para quien, también,/ apenas se sostiene en su verdad. (JC Moisés, vía Aulicino)
04 febrero 2007
“Resistencia” en el sentido en que se habla de una “resistencia de la materia” (“lo propio de la materia es resistir”, escribió Nicolás Rosa), o como cuando se dice que una estructura es resistente porque aguanta el viento, los sacudones del suelo o el desgaste. En especial, el desgaste propio de cualquier cosa que no permanece inmóvil ni/o aislada.
03 febrero 2007
Para una estrategia de resistencia, si de verdad estamos ante una cultura Gran Hermano: sustraer de la visibilidad pública todo, salvo lo que merece darse a ver.
02 febrero 2007
El Gran Hermano, que en 1984, de Orwell, apareció como un personaje deleznable, no lo es ya en la época de los reality shows: sólo se sueña con formar parte de alguno. En la sociedad del espectáculo, decía Debord, lo virtual sustituye a la vida real, y la muerte y lo imposible dejan de existir. Se es masa en tanto que individuo. Y hoy por hoy se es masa sin ver a los otros. (Silvia Szwarc)
01 febrero 2007
La eternidad ignora las costumbres,/ le da lo mismo rojo que azul tierno,/ se inclina al gris, al humo, a la ceniza./ Nombre y fecha tú grabas en un mármol,/ los roza displicente con el hombro,/ ni un montoncillo de amargura deja./ Y sin embargo, ves, me aferro al lunes/ y al día siguiente doy el nombre tuyo/ y con la punta del cigarro escribo/ en plena oscuridad: aquí he vivido. (Eliseo Diego, chez Zaidenwerg)
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