Sobre los que no entienden que un religioso jasídico pueda hacer música basada en el reggae y el hip hop: “No ven cómo las cosas se combinan de modo orgánico. Supongo que debe ser gente que no siente una conexión en su vida, que ve el mundo como cosas separadas, y entonces se manejan de esa forma porque es más segura para su propia identidad. Pero quizá, si tenés alguna clase de fe, pensás que las cosas están más entrelazadas y conectadas, y entonces cuando ves algo que no necesariamente podés meter en una caja no te parece que necesariamente deba ser sí o sí una porquería, o una combinación antinatural y deforme. Pero, bueno, así es el mundo: hay cosas que se combinan, por más diferentes que sean, y eso crea algo diferente”. Sobre sus diferencias con los religiosos que ven la religión como una fuente de respuestas: “En ese sentido sí soy jasídico, porque el espíritu del jasidum era la revolución, el cambio, el renacimiento. Puede que no sea lo que es hoy en día y puede que eso pase con cualquier concepto o modo de vida idealista, como el comunismo, por ejemplo. En cierto momento choca con la realidad y se convierte en algo diferente a lo que se suponía que debía ser.” Sobre cómo pudo superar la etapa de adolescente rebelde consumidor de drogas: “Tengo una bendición de Dios, que también es algo que trabajé: la fe. Y eso, pese a la experiencia de sentirme solo en el mundo, hace que en ciertas situaciones de mi vida sea capaz de trascender, de unificarme con la gente, con el mundo, con Dios…” Sobre por qué, siendo la suya una actitud religiosa, hasta un ateo puede conectarse con su música: “Quizá porque no digo que tengo las respuestas. Como decía usted antes, la mayoría de las religiones o ideas dicen haber encontrado las respuestas. Y eso es lo que desalienta a la gente: nadie quiere escuchar cómo otro le predica de qué forma tiene que vivir, pensar o hacer. Yo no expreso eso en mi música, sino mi deseo de cuestionar y de buscar las respuestas.” Sobre la ausencia de intención de adoctrinar en su música: “No me resulta natural. Las ideas y las emociones no son tangibles. No podés aferrarte a ellas, todo cambia y evoluciona. Y si no, está muerto. Podés tener un balance entre lo que sos y lo que te importa en este mundo, y con el modo en que te conectás, pero tenés que ser suficientemente humilde, porque todo cambia.” (Matisyahu, músico judeo norteamericano, en Página 12 del 18/02)
20 febrero 2007
Sobre los que no entienden que un religioso jasídico pueda hacer música basada en el reggae y el hip hop: “No ven cómo las cosas se combinan de modo orgánico. Supongo que debe ser gente que no siente una conexión en su vida, que ve el mundo como cosas separadas, y entonces se manejan de esa forma porque es más segura para su propia identidad. Pero quizá, si tenés alguna clase de fe, pensás que las cosas están más entrelazadas y conectadas, y entonces cuando ves algo que no necesariamente podés meter en una caja no te parece que necesariamente deba ser sí o sí una porquería, o una combinación antinatural y deforme. Pero, bueno, así es el mundo: hay cosas que se combinan, por más diferentes que sean, y eso crea algo diferente”. Sobre sus diferencias con los religiosos que ven la religión como una fuente de respuestas: “En ese sentido sí soy jasídico, porque el espíritu del jasidum era la revolución, el cambio, el renacimiento. Puede que no sea lo que es hoy en día y puede que eso pase con cualquier concepto o modo de vida idealista, como el comunismo, por ejemplo. En cierto momento choca con la realidad y se convierte en algo diferente a lo que se suponía que debía ser.” Sobre cómo pudo superar la etapa de adolescente rebelde consumidor de drogas: “Tengo una bendición de Dios, que también es algo que trabajé: la fe. Y eso, pese a la experiencia de sentirme solo en el mundo, hace que en ciertas situaciones de mi vida sea capaz de trascender, de unificarme con la gente, con el mundo, con Dios…” Sobre por qué, siendo la suya una actitud religiosa, hasta un ateo puede conectarse con su música: “Quizá porque no digo que tengo las respuestas. Como decía usted antes, la mayoría de las religiones o ideas dicen haber encontrado las respuestas. Y eso es lo que desalienta a la gente: nadie quiere escuchar cómo otro le predica de qué forma tiene que vivir, pensar o hacer. Yo no expreso eso en mi música, sino mi deseo de cuestionar y de buscar las respuestas.” Sobre la ausencia de intención de adoctrinar en su música: “No me resulta natural. Las ideas y las emociones no son tangibles. No podés aferrarte a ellas, todo cambia y evoluciona. Y si no, está muerto. Podés tener un balance entre lo que sos y lo que te importa en este mundo, y con el modo en que te conectás, pero tenés que ser suficientemente humilde, porque todo cambia.” (Matisyahu, músico judeo norteamericano, en Página 12 del 18/02)