05 febrero 2007


No quedan dudas, el manzano/ está aquí, diseñado minuciosamente,/ medido y premeditado,/ ajeno a cualquier ligereza/ de la imaginación./ Las ramas gruesas ciñen por dentro/ una estructura, y las finas, alrededor,/ actúan zumbonas pero equidistantes./ El tronco levamente curvado amenaza/ con una imperfección,/ sin embargo es un rasgo que lo hace real/ y evita que se lo confunda/ con una espontánea efusión de la mente./ Ahora, vacío de fronda, algunos pajaritos/ simulan hojas que resisten:/ hojas que trinan en todo caso/ y que no tardan en volar,/ porque la belleza está de paso,/ insostenible para el que observa/ e irremediable para quien, también,/ apenas se sostiene en su verdad. (JC Moisés, vía Aulicino)