El Gran Hermano, que en 1984, de Orwell, apareció como un personaje deleznable, no lo es ya en la época de los reality shows: sólo se sueña con formar parte de alguno. En la sociedad del espectáculo, decía Debord, lo virtual sustituye a la vida real, y la muerte y lo imposible dejan de existir. Se es masa en tanto que individuo. Y hoy por hoy se es masa sin ver a los otros. (Silvia Szwarc)