La derrota es mucho más que un reconocimiento de los límites de la lucha, es la renuncia definitiva a nuevas batallas, la despedida de todo aquello por lo que se ha peleado. Conlleva, incluso, la renegación de los objetivos sostenidos. Los derrotados se arrepienten no sólo de sus propias acciones sino incluso de aquello que los motivó a realizarlas. En esto consiste la derrota, porque se puede revisar el camino recorrido y los abismos a los cuales uno se asomó sin por ello renunciar a seguir caminando. (Silvia Bleichmar)