01 marzo 2012


Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa./ Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas respuestas./ Verdad, no me prestes demasiada atención./ Solemnidad, sé magnánima conmigo./ Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola./ No me acuses, alma, de poseerte pocas veces./ Que me perdone todo por no poder estar en todas partes./ Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos, cada una de ellas./ Sé que mientras viva nada me justifica/ porque yo misma me lo impido./ Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas/ y que me esfuerce después para que parezcan ligeras. (Wislawa Szymborska)