11 noviembre 2006


No confundas la noche con tu noche, la bruma/ con tu bruma./ Bebe tu soledad, camina/ por las altas cornisas donde la angustia llueve/ a veces./ Piénsate vencido./ Noche y bruma, así, sin adjetivo, son otras./ Otros cuerpos habitan sus dominios, no/ tu noche: ella jamás podrá dejar sus ruinas/ en el jardín ajeno, en el corazón algo turbio de los otros./ No confundas la noche que vives con la noche./ Es tuya solamente: antigua propiedad que odias a veces. (Manuel Rico, gracias Norberto Trinchieri)