19 diciembre 2006


“Despasión”. Exactísimo término acuñado por Gelman para definir un rasgo decisivo, y naturalizado, de cierto pensamiento dominante (que, de todos modos, hace negocio con el manejo de unas cuantas pasiones, de las que dice estar alejado o en las que no quiere reconocer lo que tienen de pasional). No es que per se las pasiones sean recomendables, que no existan muy buenos motivos para preferir no embarcarse en algunos apasionamientos ni, menos que menos, que sea bueno renunciar a la reflexión, el extrañamiento, la relativización y el no apego. Sí, en cambio, advertir la operación mediante la cual, ante cualquier cercanía con una pasión, se prende en rojo -y no sin una risita despectiva- el cartelito de “out”, “tabú”, “verbotten”, para en su lugar rendir culto a la impermeable suficiencia de los gerentes, los técnicos, los administradores y los gourmets.