No preguntes, Leucónoe (pues saberlo no es lícito),/ qué fin a vos o a mí nos han dado los dioses,/ ni intentes consultar cálculos babilonios./ ¡Cuánto mejor será soportar lo que venga!/ Ya Júpiter te otorgue numerosos inviernos/ o solamente el último, que ahora debilita/ al mar Tirreno contra las rocas de la costa,/ sé prudente, los vinos filtrá, y porque es breve/ el plazo no te hagas esperanzas muy largas./ Huirá, mientras hablamos, envidiosa, la vida:/ cortá la flor del día sin creer en el mañana. (Quinto Horacio Flaco, por Zaidenwerg)
17 diciembre 2006
No preguntes, Leucónoe (pues saberlo no es lícito),/ qué fin a vos o a mí nos han dado los dioses,/ ni intentes consultar cálculos babilonios./ ¡Cuánto mejor será soportar lo que venga!/ Ya Júpiter te otorgue numerosos inviernos/ o solamente el último, que ahora debilita/ al mar Tirreno contra las rocas de la costa,/ sé prudente, los vinos filtrá, y porque es breve/ el plazo no te hagas esperanzas muy largas./ Huirá, mientras hablamos, envidiosa, la vida:/ cortá la flor del día sin creer en el mañana. (Quinto Horacio Flaco, por Zaidenwerg)