Me asombro: tengo miedo a la muerte, un miedo cobarde y pueril. Me gusta vivir sólo a condición de arder (necesitaría todo salvo querer durar). Por muy extraño que sea, la poca obstinación que tengo por durar me priva de la fuerza para reaccionar: vivo ahogado por la angustia y tengo miedo a la muerte, precisamente por falta de amor a la vida. (Bataille)