07 octubre 2012
A las inmensas preguntas celestes/ no tengo más respuesta/ que comentarios simples y sin gracia/ sobre las muchachas/ que viven por mi casa/ cerca del faro y el malecón Cisneros./ Y no pretendan ver/ en la cháchara tonta esa humildad/ de los antiguos griegos./ Ocurre apenas/ que las inmensas preguntas celestes/ sacan a flote/ mi desencanto y mis aburrimientos./ Que a la larga/ me tienen dando vueltas/ como un zancudo al final de la tarde./ Haciendo tiempo,/ mientras llega la hora de oficiar/ mis pompas funerarias,/ que no serán gran cosa/ por supuesto./ En estos tiempos malos bastará/ con una mula vieja/ y un ánfora de palo/ brillante y negra/ como el lomo mojado de un delfín./ ¡Ah las preguntas celestes!/ Las inmensas. (Antonio Cisneros)