29 octubre 2012


Sólo el amor por esta lengua del no-yo que se expresa/ con el mismo derecho, con la misma fuerza que el yo,/ le otorga al poeta/ la habilidad./ Pero la profesión de poeta en cuanto tal/ es cada vez más insignificante. ¿Es realmente necesario/ introducir esa lengua viva en una lengua convencional,/ para que después se libere y vuelva a ser la que es, lengua viva, en el lector?/ ¿No sabe éste dialogar con la realidad?/ ¿Consiste el humilde valor del poeta/ en volver a evocarla tal como la ve? ¿Pero es serio eso?/ ¿Por qué no la contempla en silencio,/ −santo, y no literato? (Pier Paolo Pasolini)